La aproximación al buceo, esto es, el entrenamiento básico, es posible realizarlo sin una estricta supervisión, siempre dentro de los límites lógicos y mínimos de seguridad, pero un buceo más “atrevido” e “interesante”, debe estar precedido de un buen aprendizaje con el fin de adquirir conocimientos los cuales también aportarán mayor seguridad. En un principio cualquier persona, incluso los niños, pueden aprender a bucear, pero es necesario cumplir con una serie de requisitos físicos. Problemas respiratorios pueden requerir permiso médico aunque el buceo no necesita de un fondo físico previo, pero es indudable que, de surgir algún problema, una buena condición física puede ayudar a solventarlo con mayor facilidad. La edad no es una barrera por sí misma. Ya hemos apuntado más arriba el buceo para menores, del mismo modo que esta actividad puede ser realizada por personas de edad avanzada siempre y cuando el médico lo crea factible y se tenga una forma física adecuada. Podría pensarse que el exceso de peso y de volumen corporal puede ser un obstáculo para el buceo.

En este último supuesto hemos de hacer la misma salvedad que en los casos anteriores El buceo puede incluso a ser una magnífica terapia, tanto para personas mayores, por la ingravidez que supone el agua, como para personas con algún tipo de minusvalía para quienes la práctica de este deporte puede significar un reto y una superación gratificantes. La ligereza que ofrece el medio marino y la libertad de movimientos posibles en él hacen que la práctica de este deporte sea enormemente beneficioso para aquellas personas cuya minusvalía física suponga un problema de movilidad. La ceguera o la paraplejia tampoco son barreras para practicar el buceo si bien el inicio del entrenamiento requiere de un profesional en medicina del buceo para supervisar a cada uno de los aspirantes a practicar este deporte y que padezcan alguna limitación. La epilepsia, sin embargo, si es una enfermedad que impide practicar buceo ya que el peligro de sufrir un ataque durante la inmersión supone un riesgo de nivel elevado. Lo que es necesario no olvidar nunca, desde el punto de vista de la prudencia, es asegurarse de que el instructor está perfectamente preparado para la labor que va a desempeñar de cara a evitar posibles problemas. No debemos olvidar que el buceo es un deporte seguro pero necesitado de un entrenamiento previo y bien dirigido.