Este es el gas culpable de que podamos ascender con rapidez y que tengamos que realizar paradas de seguridad para eliminar su exceso. El aire que respiramos tiene un contenido en nitrógeno del 79%. Los tejido pueden absorber este gas y eliminarlo. La cantidad de gas que se absorbe y elimina y que no está en combinación química, está en función de las diferentes presiones parciales que existen dentro fuera del tejido del gas. Cuanto mayor sean las diferencias de presiones del gas fuera del tejido, mayor será la cantidad de gas que ingrese en éste.

Entre los 15 y 18 metros de profundidad comienza la narcosis por nitrógeno, pese a que se hace notar cuando la presión parcial que alcanza este gas es de 3,2, algo que se alcanza a los 30 metros. En este punto aparecen mareos, somnolencia, pánico, alucinaciones y/o euforia. Es importante llevar a cabo unas normas de seguridad como no superar los 30 metros de profundidad, respetar los límites de descompresión de las tablas y realizar una parada de seguridad antes de alcanzar la superficie.