El equipo también nos puede ocasionar algún problema siendo el regulador, las gafas y la cámara del latiguillo los elementos donde comúnmente suelen aparecer imprevistos. Las gafas se nos pueden descolocar y comenzar a entrar aire, algo que a cierta profundidad puede parecernos más grabe de lo que es. La forma más fácil de limpiarlas es inclinando la cabeza hacia atrás y, presionando el borde superior de las gafas, respirar por la nariz. Las burbujas del aire espirado eliminarán el exceso de agua. La práctica de este procedimiento nos dará seguridad sin importarnos dónde ni a que profundidad nos ocurra esto. La cámara del latiguillo del chaleco o del traje seco se puede obstruir –generalmente porque ha entrado arena- lo que hará necesario el inflado con la boca. Si el regulador cae y se nos sale de la boca, debemos intentar recuperarlo y si no es posible debemos buscar la segunda etapa octopus y respirar con ella.

Sin, aún así no lo conseguimos, se lo indicaremos al compañero para que él nos ceda el suyo. Es importante, una vez conseguido, que nos tranquilicemos y regulemos nuestra respiración. Si el aire fluye por el regulador sin control, puede deberse a que algo haya obturado la válvula o que, si realizamos la inmersión en agua dulce muy fría se haya congelado, por lo que debemos quitárnoslo de la boca y apretar el botón de depuración. Éste último sistema no funcionará si el problema no se debe a obstrucción si no a un problema de congelación. Si esto no funciona debemos avisar a nuestro compañero de que el aire se está agotando más rápido de lo normal y conectar la segunda etapa octopus.