Los amantes de las emociones fuertes tienen en el Pacífico americano, entre las lejanas islas ecuatorianas de Galápagos y el exotismo de la Baja California mexicana, su mejor paraíso submarino. La importancia de estos ecosistemas marinos -donde destacan la presencia de grandes tiburones, cetáceos y otro mamíferos- es tal, que prácticamente todos los países implicados en el llamado Corredor Mesoamericano han protegido con restrictivas leyes medioambientales todas estas reservas naturales. Galápagos -a casi mil kilómetros del continente americano- es el Parque Nacional más apetecido por los biólogos, naturalistas y buceadores del mundo.

Darwin y Wolf son las joyas del archipiélago y ofrece un viaje a la prehistoria y a un mundo desconocido donde todo se rige por las salvajes leyes de la naturaleza. En Malpelo, en aguas colombianas, todo es una gran aventura, sobretodo, los encuentros con los misteriosos tiburones martillos y las grandes mantas. En Costa Rica, la isla del Coco sorprende por su enorme riqueza natural, donde los tiburones de puntas blancas se aparean ante del buceador sin ningún tipo de reparo. Por su parte, en Baja California los protagonistas son los juguetones lobos marinos, en el recientemente declarado Parque Marino de Espíritu Santo, en La Paz, mientras que en las lejanas islas de Guadalupe el plato fuerte es el encuentro con el rey de las profundídades: el tiburón blanco.