La Exploración de Barcos Hundidos
Muy relacionado con la arqueología submarina está la exploración de barcos hundidos y cuyo interés, especialización y técnica dependerá de la época a la que corresponde el pecio. Pero no solo los barcos ya que durante la II Guerra Mundial fueron muchos los aviones derribados que hoy se encuentran en el lecho marino y, en ocasiones, en profundidades susceptibles de buceo. El conocimiento que aportan estos hundimientos es de gran importancia ya que tenemos ejemplos de muy diferentes épocas y la técnica y el modo que hay que aplicar en cada una de ellas también difiere. Lo que es cierto es que este tipo de buceo es muy interesante y no solo por lo que aporta poder bucear en un barco hundido, si no porque estos pecios actúan como arrecifes donde se adhieren diversos modos de vida que en ocasiones ayudan a conservar partes del barco aunque en otras, las más actúan de modo corrosivo, aunque de cualquier modo la visión y la experiencia son únicas. Este tipo de buceo, como ya indicábamos en el caso de expediciones de carácter arqueológico, precisa de una preparación técnica y del un equipo adecuado. Dado el peligro que entraña bucear por un barco o en las inmediaciones del mismo, jamás se debe realizar en solitario y el respeto al entorno por el que se bucea es, por demás, de una lógica aplastante. Entre el equipo es preciso llevar carretes y linternas adicionales, así como un suministro de aire independiente, lo que se denomina botella pony por si ocurriese alguna emergencia y nitros para aumentar la duración de la inmersión y reducir las paradas de descompresión. En este caso, se debe emplear la regla de los tercios; un tercio de aire para descender y explorar, otro para regresar al punto de partida y otro para evitar imprevistos. Es interesante llevar un cuchillo y muy importante que la protección sea buena para evitar posibles cortes. Una potente linterna nos ayudará a tener mejor visibilidad y como indicativo de posición.
El casco es necesario en el caso de la exploración en pecios donde es posible que ocurran desprendimientos. En este tipo de hundimientos el limo y el lodo lo inundan todo y el cambio de corrientes o el aleteo del submarinista lo puede levantar enturbiando y el agua y provocando una escasa visibilidad que puede resultar peligrosa, por lo que se recomienda bucear de modo que se provoque la menor turbulencia posible. Llegado al punto donde se sitúa el barco es necesario indicar a la superficie la localización que se realizará con una boya y el hilo de este a atará a alguna parte de dicho pecio para que puede servir de guía al resto de submarinistas. Si el ascenso se realizará desde otra parte se debe indicar con una boya igualmente. El buceo en pecios es tremendamente interesante pero hay una serie de puntos d que debemos tener en cuenta. Hemos de distinguir ante qué tipo de pecio nos encontramos, de qué época data y a qué profundidad se encuentra. No es lo mismo un barco de metal que un barco de madera. El estado de conservación en el primer caso será mejor, pero también debemos saber ante qué tipo de barco estamos, ya que no es lo mismo un mercante o un barco de paseo que ante una fragata de guerra que puede contener restos de munición lo cual puede ser muy peligroso. Si el pecio ante el que nos encontramos es de madera o tiene partes de su estructura de madera, debemos saber que ésta es muy frágil, que la temperatura y los lodos habrán contribuido a su conservación y que una mala maniobra puede dar al traste con unos restos que pueden ser de gran interés para los estudiosos. Una mala manera de aletear en las proximidades del fondo puede hacer que se desplacen restos de su lugar de origen o que desaparezcan piezas que podrían aportar información a los arqueólogos. Es como si entrase un elefante e una cacharrería de hay la insistencia, no solo en el respeto, sino también en lo necesario de una preparación adecuada. Para comenzar este tipo de buceo es aconsejable comenzar con pecios fáciles, conocidos, bien localizados y todo ello con el fin de tener un primer contacto con esta disciplina. La búsqueda del “tesoro perdido” es el sueño de cualquier buceador aficionado a este tipo de submarinismo, pero tampoco debemos olvidar que existen legislaciones muy estrictas a este respecto. No solo se trata de no alterar el estado del hallazgo, se trata de no sacar fuera del agua aquellos restos, que pueden tener diferentes grados de valor, sin conocer antes la legislación existente del país cuyas aguas se encuentran bajo su jurisprudencia.