Cultura de Ávila
Poblada de iglesias y conventos hallamos esta tierra de honda espiritualidad y no es raro que sea la patria de personajes como Santa Teresa de Jesús o San Juan de la... Leer más
Arte y Cultura en Ávila
Poblada de iglesias y conventos hallamos esta tierra de honda espiritualidad y no es raro que sea la patria de personajes como Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz.
Teresa de Cepeda y Ahumada nació en la capital abulense el año 1515 y desde muy joven sintió afición por los libros de caballería y las vidas de santos, y a temprana edad manifestó una fuerte vocación religiosa. En el año 1.535 huyó de su casa para ingresar en el convento del Carmelo, donde adoptó el nombre de Teresa de Jesús. Enseguida pudo comprobar la decadencia moral en que había caído la orden carmelita y tras muchos años de lucha consiguió la licencia eclesiástica para emprender la reforma de la orden carmelita. En 1562 el convento de San José de Ávila, primero de los treinta y dos que iba a crear a lo largo de su vida, localizados en las localidades de Medina del Campo, Malagón, Valladolid, Toledo, Pastrana, Salamanca, Alba de Tormes, Segovia, Beas, Sevilla, Caravaca, Villanueva de la Jara, Palencia, Soria y Burgos.
En 1.563 redactó Santa Teresa las "Constituciones" de la nueva orden, aprobadas por el papa Pío IV dos años más tarde. Sus principales obras literarias son "Camino de Perfección", que fue publicado en 1583 y expone el ideal religioso del Carmelo; y "Las Moradas" o también conocido como "Castillo Interior". A ellas se suman el "Libro de las Fundaciones", "Meditaciones sobre los Cantares", "Exclamaciones", "Visita de las Descalzas", "Avisos", "Ordenanzas de una Cofradía", "Apuntaciones", "Desafío Espiritual", "Vejamen"... y una treintena de poemas frutos de su misticismo. Teresa de Jesús falleció en Alba de Tormes -Salamanca-, en el año 1582.
La otra gran figura de la historia abulense del siglo XVI nació en Fontiveros, en el año 1542; en la pila del bautismo recibió el nombre de Juan Yepes Álvarez.
Su origen era humilde, pero gracias al afecto y admiración del noble don Alonso Álvarez de Toledo estudió en el colegio de los jesuitas de Median del Campo. En el año 1563 tomó el hábito carmelita, adoptando el nombre religioso de Juan de Santo Matía. Al año siguiente ingresaba en la universidad de Salamanca, para cursar teología y humanidades. Sacerdote ya en 1567 conoció a Teresa de Jesús y en 1568 fundó el convento de Duruelo. Pero su afán reformador despertó las suspicacias de los estamentos eclesiásticos y pasó nueve meses arrestado en el convento de los calzados de Toledo. Allí escribió "Cántico Espiritual", obra maestra de la poesía renacentista en lengua castellana.
Juan Yepes murió el 15 de diciembre de 1591 y veintisiete años más tarde se editaron en Alcalá de Henares tres de sus obras principales: "Subida al Monte Carmelo", "Noche Oscura del Alma" y "Llama de Amor Viva".
En cuanto al legado artístico de esta provincia podemos decir simplemente que es impresionante. En esta tierra comparten vida monumentos de las tres culturas que pasaron por sus campos: judíos, árabes y cristianos. Además, el estilo que más predomino es el mudéjar, mezcla de los tres anteriores.
Castilla y León es una de las comunidades autónomas españolas con mayores muestras de arte románico y gótico y buena muestra de ello lo encontramos nada más llegar a la Catedral de Ávila. La fábrica primera es de la segunda mitad del siglo XII se rige según los cánones románicos; pero la obra fue concluida en pleno siglo XIV, a expensas del prelado Sancho Dávila, en tiempos de apogeo gótico y por ello se la reconoce como el primer templo de este estilo en España. Tiene además retoques mudéjares.
Volviendo al románico no nos podemos olvidar de la iglesia de San Vicente, la más importante muestra de este estilo en Ávila. Conserva casi íntegramente la estructura original de su fábrica del siglo XII, con la única adherencia posterior de la sacristía del siglo XV y del pórtico lateral. Otras dos emblemáticos templos románicos son la iglesia de San Pedro y la de San Andrés.
En esta tierra son también muy significativos los castillos y murallas, a veces en ruinas y las menos en buen estado de conservación, que preservaban a las gentes de Castilla de las numerosas invasiones extranjeras. Un poco más tarde, en el Renacimiento fueron construyéndose también palacios, la mayoría de ellos perfectamente conservados como el de Los Dávila o el de Nuñéz-Vela.
Teresa de Cepeda y Ahumada nació en la capital abulense el año 1515 y desde muy joven sintió afición por los libros de caballería y las vidas de santos, y a temprana edad manifestó una fuerte vocación religiosa. En el año 1.535 huyó de su casa para ingresar en el convento del Carmelo, donde adoptó el nombre de Teresa de Jesús. Enseguida pudo comprobar la decadencia moral en que había caído la orden carmelita y tras muchos años de lucha consiguió la licencia eclesiástica para emprender la reforma de la orden carmelita. En 1562 el convento de San José de Ávila, primero de los treinta y dos que iba a crear a lo largo de su vida, localizados en las localidades de Medina del Campo, Malagón, Valladolid, Toledo, Pastrana, Salamanca, Alba de Tormes, Segovia, Beas, Sevilla, Caravaca, Villanueva de la Jara, Palencia, Soria y Burgos.
En 1.563 redactó Santa Teresa las "Constituciones" de la nueva orden, aprobadas por el papa Pío IV dos años más tarde. Sus principales obras literarias son "Camino de Perfección", que fue publicado en 1583 y expone el ideal religioso del Carmelo; y "Las Moradas" o también conocido como "Castillo Interior". A ellas se suman el "Libro de las Fundaciones", "Meditaciones sobre los Cantares", "Exclamaciones", "Visita de las Descalzas", "Avisos", "Ordenanzas de una Cofradía", "Apuntaciones", "Desafío Espiritual", "Vejamen"... y una treintena de poemas frutos de su misticismo. Teresa de Jesús falleció en Alba de Tormes -Salamanca-, en el año 1582.
La otra gran figura de la historia abulense del siglo XVI nació en Fontiveros, en el año 1542; en la pila del bautismo recibió el nombre de Juan Yepes Álvarez.
Su origen era humilde, pero gracias al afecto y admiración del noble don Alonso Álvarez de Toledo estudió en el colegio de los jesuitas de Median del Campo. En el año 1563 tomó el hábito carmelita, adoptando el nombre religioso de Juan de Santo Matía. Al año siguiente ingresaba en la universidad de Salamanca, para cursar teología y humanidades. Sacerdote ya en 1567 conoció a Teresa de Jesús y en 1568 fundó el convento de Duruelo. Pero su afán reformador despertó las suspicacias de los estamentos eclesiásticos y pasó nueve meses arrestado en el convento de los calzados de Toledo. Allí escribió "Cántico Espiritual", obra maestra de la poesía renacentista en lengua castellana.
Juan Yepes murió el 15 de diciembre de 1591 y veintisiete años más tarde se editaron en Alcalá de Henares tres de sus obras principales: "Subida al Monte Carmelo", "Noche Oscura del Alma" y "Llama de Amor Viva".
En cuanto al legado artístico de esta provincia podemos decir simplemente que es impresionante. En esta tierra comparten vida monumentos de las tres culturas que pasaron por sus campos: judíos, árabes y cristianos. Además, el estilo que más predomino es el mudéjar, mezcla de los tres anteriores.
Castilla y León es una de las comunidades autónomas españolas con mayores muestras de arte románico y gótico y buena muestra de ello lo encontramos nada más llegar a la Catedral de Ávila. La fábrica primera es de la segunda mitad del siglo XII se rige según los cánones románicos; pero la obra fue concluida en pleno siglo XIV, a expensas del prelado Sancho Dávila, en tiempos de apogeo gótico y por ello se la reconoce como el primer templo de este estilo en España. Tiene además retoques mudéjares.
Volviendo al románico no nos podemos olvidar de la iglesia de San Vicente, la más importante muestra de este estilo en Ávila. Conserva casi íntegramente la estructura original de su fábrica del siglo XII, con la única adherencia posterior de la sacristía del siglo XV y del pórtico lateral. Otras dos emblemáticos templos románicos son la iglesia de San Pedro y la de San Andrés.
En esta tierra son también muy significativos los castillos y murallas, a veces en ruinas y las menos en buen estado de conservación, que preservaban a las gentes de Castilla de las numerosas invasiones extranjeras. Un poco más tarde, en el Renacimiento fueron construyéndose también palacios, la mayoría de ellos perfectamente conservados como el de Los Dávila o el de Nuñéz-Vela.
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