Hacia el sur del Transdanubio occidental encontramos una ciudad pequeña y apacible, al pie del monte Írottkő que resistió heroicamente el asalto de los turcos y que conserva una arquitectura y un ambiente que la convierten en una de las ciudades pequeñas más atractivas de Hungría. Recuerdos de esa resistencia, que permitió a Viena prepararse para enfrentarse al sultán Solimán el Magnífico ... , son las murallas, bastiones y la Puerta de los Leones del Castillo Jurisics, donde se muestra la historia de la urbe. Todo el centro de la ciudad conserva su sabor antiguo y tranquilo que le ha merecido el título de ?cofre de joyas?. Destaca la Iglesia de San Juan, uno de los monumentos góticos más bellos del país y el Ayuntamiento, de estilo barroco.
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