No están muy claros los orígenes de esta ciudad. Se sabe que por los alrededores se encontraba el puerto de un poblado de la tribu céltica de los ártabros, conocido como Brigantia. Por otro lado, los romanos dejaron sus huellas aquí en monumentos como la torre de Hércules, que actuaba de faro en la época de Trajano.
No existen noticias fidedignas hasta finales del siglo X, cuando Bermudo II dona el `condado y burgo de Faro` a la Iglesia compostelana. En A Coruña se asentaron las instituciones del poder real: el Gobernador y Capitán General de Galicia, la Real Audiencia y la Junta del Reino de Galicia.
La economía de la localidad se basó desde sus inicios en la actividad portuaria. En el puerto de A Coruña desembarcaron los peregrinos nórdicos e ingleses del Camino de Santiago; y de él partieron los reyes de la época en sus viajes diplomáticos. Además fue un lugar que los ingleses quisieron conquistar, aunque sin éxito gracias a los esfuerzos del pueblo coruñés dirigidos por la reina de aquél entonces -siglo XVI- María de Pita, figura que no olvida ninguno de sus habitantes.
En el siglo XIX A Coruña fue nombrada capital de la provincia en detrimento de Santiago de Compostela. Su temprana industrialización desarrolló tanto el proletariado como las clases burguesas. En este siglo se construyen las Galerías de La Marina y las calles de la ciudad se pueblan de edificios modernistas. En el siglo XX se produjo en la ciudad una decidida orientación para potenciar el sector servicios. Ahora mismo A Coruña constituye la ciudad mejor dotada de toda la Comunidad de Galicia.