Los primeros datos históricos que hacen referencia a la antigua existencia de esta localidad se remontan al siglo XIII, en unos documentos del Rey Alfonso X El Sabio. Dependió de los árabes y posteriormente de la Orden de Calatrava. Durante muchos años la economía del lugar se basó en la industria tradicional del Capacho aunque en la actualidad Abanilla vive de la explotación agrícola, en concreto del cultivo de frutales.