Esta es una de las mayores atracciones históricas que se pueden visitar en todo Egipto, de hecho este es el segundo monumento más visitado del país, sólo llegando a ser superado por las pirámides de Guiza. Esta zona fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979. Aunque las salidas a esta zona arqueológica parten desde Asuán, el templo se encuentra localizado a más de 200 kilómetro ... s de esa ciudad.
El templo de Ramsés II, o el templo mayor, es el más grande que este faraón llegase a ordenar construir en Nubia mientras que el templo menor, su primera esposa (siendo este el único templo del antiguo Egipto dedicado a la esposa de un faraón). Ambos se encuentran situados en el margen izquierdo del Nilo al sur del actual Egipto, muy cerca de la frontera con Sudán.
El complejo está formado por dos templos excavados en la roca en el siglo XIII a. C., uno es del faraón Ramsés II y el otro quien fuera su esposa favorita, la reina Nefertiti. Además de honrar al faraón Ramsés II, también se venero a los dioses egipcios, Ra, deidad del sol y la vida, Amón, hijo de Ra y Ptah, dios del inframundo.
Los templos fueron excavados en la roca durante el reinado del faraón Ramsés II en el siglo XIII a. C., como un monumento dedicado a dicho faraón y a su esposa Nefertari, para conmemorar su supuesta victoria en la batalla de Kadesh y mostrar su poder a sus vecinos nubios.
El templo está dedicado al culto del propio Ramsés (esto era debido a que los faraones se consideraban a sí mismos dioses) y de las grandes deidades del Antiguo Egipto, Amón, Ra y Ptah. Estos tres dioses fueron muy venerados a lo largo de la Historia del Antiguo Egipto. Ra era la cabeza de la Enéada de Heliópolis, Amón la cabeza de la Tríada de Tebas y Ptah el gran dios artesano de Menfis. Al lado de los tres se llegó a representar en el monumento a Ramsés como el cuarto gran dios de Egipto.
La dinastía XIX intentó hacer lo posible por recuperar la influencia de Egipto en el exterior, que había sido perdida después de los disturbios y las turbulencias religiosas y políticas que azotaron durante el reinado de Ajenatón (Akenatón) de la dinastía XVIII que apoyó el culto a Atón en detrimento de Amón y su influyente clero.
Ramsés II, hijo de Seti I combatió a los enemigos del Norte, y del Sur. Pero su batalla más importante fue la de Kadesh, en Canaán contra los hititas que eran de origen asiático. Esta batalla terminó con un tratado de paz entre ambas fuerzas. En los muros de Abu Simbel y de otros templos egipcios, Ramsés se jactaba a si mismo de haber ganado la batalla; el rey de los hititas hizo lo propio en los templos de su país.
La construcción del templo se calculó que inició aproximadamente en el año de 1284 a. C. y extendiéndose la construcción por casi veinte años, hasta 1264 a. C. Es uno de los seis hipogeos (excavados en roca) que se llegaron a edificar en Nubia durante el largo periodo del reinado de Ramsés II. El propósito del templo era impresionar a los vecinos del sur y reforzar la influencia de la religión egipcia en toda la región.
Después de más de 3.000 años después de que se construyera, en 1813, el explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt los halló cubiertos en gran parte por la arena. A su vuelta a Europa llego a compartir su descubrimiento con su colega Giovanni Belzoni, quien no dudó en ningún momento viajar al lugar en 1815 con la firme intención de poder acceder a los templos.
Entrar no iba a ser tarea fácil. El templo de Ramsés, con sus cuatro colosos guardando la entrada, estaba invadido por tal cantidad de arena que Belzoni abandonó decepcionado su empresa y no la volvería a retomar hasta 1817, dos años después. Esta vez tendría éxito. Logro excavar un acceso al templo para, eso sí, poder llevarse todos los objetos de valor que fuera capaz de transportar, algo habitual en los exploradores de la época.
La Presa
Desde la antigüedad el Nilo se desbordaba anualmente. Estas crecidas, al dejar un sedimento de nutrientes en el suelo, llegaban a convertir las tierras próximas al río en una fértil planicie la cual era ideal para la agricultura. Sin embargo, la impredecible alternancia del nivel de las crecidas que había conllevaba a la pérdida de cosechas enteras por anegamiento o sequía y la consiguiente hambruna en la población, además del gran incremento que tenía la población se consideró necesaria la construcción de una presa que regulara el nivel de las inundaciones para proteger los campos de algodón y las tierras de labor.
La construcción de esta presa en Asuán fue iniciada por los británicos en 1899 y se logró concluir en 1902. El diseño inicial, muy poco ambicioso, pronto llego a ser muy inadecuado, por lo que se procedió a aumentar su altura en 1912 y de nuevo en 1933. Cuando la presa estuvo a punto de desbordarse en 1946 se decidió que, en lugar de aumentar su altura por tercera vez, se construiría una segunda presa ocho kilómetros río arriba, que además de ayudar a controlar las crecidas, suministraría energía eléctrica a una buena parte del país. El problema era que esa construcción crearía un enorme lago artificial (el actual lago Nasser) que sumergiría bajo la profundidad de sus aguas una gran cantidad de tesoros del antiguo Egipto, entre ellos los fabulosos templos de Abu Simbel.
Para salvar los principales monumentos que se encontraban localizados al sur de la presa, un grupo de arqueólogos, técnicos y expertos de 22 países con el apoyo de la Unesco, comenzó a idear los planes para rescatar estos sitios.
Después de analizar varias propuestas para poder salvar los templos, la decisión tomada no fue otra que la de mover el mayor número de templos posible. En una carrera contra el tiempo, se comenzó a proceder a desmontar pieza por pieza, literalmente, algunos de los templos más importantes, para volver a montarlos en nuevos emplazamientos, lejos de las crecientes aguas. Esa fue la suerte que corrieron, entre otros, los templos de Kalabsha, Kertassi y Bet el-Vali, trasladados a una isla en las cercanías de la presa. El conjunto de santuarios que se encuentran en la isla de Filae se pueden contemplar hoy en la isla de Agilkia. Otros templos, como los de Dendur y Debod, se llevaron hacia Nueva York y Madrid respectivamente, como signo de agradecimiento del gobierno egipcio hacia estas ciudades por la ayuda prestada. Lamentablemente, muchos otros acabaron sumergidos, a la espera de que en algún día se pueda desarrollar una tecnología que ayude a su rescate y lo haga también económicamente factible.
En junio de 1963 se tomó la decisión definitiva: cortar los templos en grandes bloques, de una veintena de toneladas cada uno, elevarlos hasta un nivel que los protegiese de las aguas del lago formado por la presa y reconstruirlos con mucho cuidado, de manera que tuviesen una situación lo más idéntica posible a la original.
Su proceso de rescate se inició en 1964 y llego a costar la suma de 36 millones de dólares. Entre 1964 y 1968, los templos se acabaron por desmantelar para volver a ser reconstruidos en una zona próxima, 65 metros más alta y unos 200 metros más alejada.
En su ubicación original, la perfecta orientación de Abu Simbel hacía que dos veces al año, y con una precisión matemática, los rayos del sol penetraran en el templo hasta el santuario, situado en lo más profundo, iluminando las estatuas de Amón, Ra, y Ramsés, y quedando sólo la cara del dios Ptah en penumbra, seguramente de forma intencionada, ya que era considerado el dios de la oscuridad. Las fechas en las que este fenómeno tenían lugar eran el 21 de febrero, fecha del nacimiento de Ramsés II, y el 21 octubre, fecha de su coronación.
La entrada al complejo de Templos de Abu Simbel llega a tener un costo de 70 a 100 Libras, con una audio guía en español o inglés que hay solicitar en el control.
Está emplazado en las cercanías al templo de Ramséss II y junto al lago Nasser. Dispone de 138 habitaciones todas con baño y ducha, aire acondicionado, secador de pelo, TV vía sate ...
Las habitaciones son de tamaño medio y diseñadas en estilo egipcio típico - tanto el baño como las habitaciones son básicas pero limpias y ordenadas. ...