Numerosas cuevas con restos pictóricos del Epipaleolítico son el testimonio de una antiquísima población en la zona.
Los romanos dejaron en la comarca algunas obras importantes como el acueducto de Cella.
Los visigodos convirtieron a Albarracín en un puesto militar importante y la llamaron Santa María de Levante.
Con la dinastía árabe de los Ibn Razin (a quienes debe su actual nombre), la ciudad llega a ser un taifato independiente.
Pero Ruiz de Azagra reconquista Albarracín en el siglo XII y la convierte en su cuartel. Desde 1170 hasta 1285 (cuando es conquistada por Pedro III de Aragón) se considera Señorío Independiente.
En el siglo XIII Juan II le otorga el título de ciudad.