Esta ciudad para los celtíberos era Llurcis y para los romanos Graccurris. Fueron los árabes quienes finalmente la denominaron Alfaro. El título de ciudad se lo concedió el rey Felipe IV en 1.629. Fue utilizada como plaza fuerte durante el medievo debido a su situación geográfica. Alfaro fue la llave de Castilla. Su escudo, que fue concedido por Alfonso VII el emperador, ostenta una llave de plata y un castillo. Es el punto principal de comunicaciones del valle del Ebro entre Navarra y Aragón y las casonas palaciegas de los siglos XVII y XVIII muestran la buena marcha de su economía en aquellos tiempos. Destacan los blasones de las casas de los Hurtado de Mendoza, López de Montenegro, Frías de Salazar y Gónzalez de Santa Cruz.