Amsterdam es una de las ciudades más jóvenes de Europa, ya que ni los bátavos ni los romanos se asentaron por estas tierras fanganosas. No fue hasta el 1.200 cuando nace el primer núcleo de Amsterdam, formado por una población de pescadores de arenques. Veinte años más tarde se levantó el primer dique y así sucesivamente, atrayendo estas remodelaciones a un mayor número de habitantes. Esta afluencia de personas se incrementó tras el llamado Milagro de la Hostia, que motivó peregrinaciones durante siglos. El milagro se produjo cuando se tiró al fuego una hostia que un moribundo no pudo tragarse. Por miedo a propagar la infección se echó ésta a las llamas pero no ardió.
Del cristianismo, Amsterdam pasó a la práctica protestante en 1578, lo que influiría sobre todo, y desde el punto de vista artístico, en los interiores de los templos religiosos. En el siglo XVII sucede otro acontecimiento importante para el desarrollo económico de la ciudad y de Holanda: en 1602: se funda la Compañía de las Indias Orientales, la primera organización comercial del mundo. Veinte años más tarde se crea la Compañía de las Indias Orientales, que monopolizaría el comercio con América y África Occidental. Al final, más de 150 veleros de Amsterdam surcaban los océanos.
Ya en el siglo diecinueve otro "boom" económico vendría a renovar el aspecto de la ciudad, llenándose de elegantes construcciones de estilo neoclásico y neorrenacentista, un importante patrimonio arquitectónico que se conserva hasta nuestros días.
En la actualidad Amsterdam es una ciudad liberal y tolerante que cada día atrae a más viajeros deseosos de recorrer sus canales y, ¿por qué no?, de entrar en alguno de sus famosos cafés.