Los Juegos Olímpicos fueron los más famosos de la antiguedad clásica de Grecia. Tenían lugar una vez cada cuatro años, durante la luna llena de agosto o de septiembre. La llama sagrada se encendía ante las estatuas de Hera y Zeus, esculpidas por Praxíteles. Dichas estatuas pueden admirarse hoy en el excelente Museo de Olympia. La guerra y los conflictos cesaban durante los Juegos y todo el que desobedeciera al Comité Olímpico era multado duramente. Estos Juegos tenían tal importancia que el mundo helénico desde el 778 a.C, basó su cronología en los periodos de cuatro años que había entre ellos. Hoy el lugar es verde y pacífico, rodeado de pinos, álamos y otros árboles, y está bellamente custodiado por los ríos Alphios y Kladeos.