Fue sometida por Roma. Después, los antiguos guerreros se convirtieron en agricultores y ganaderos, pero tuvieron que luchar de nuevo ante la invasión musulmana. Arévalo quedó en "tierra de nadie", despoblada y ruinosa. Alfonso I de León llegó hasta este lugar en el año 755, pero su verdadera repoblación data de tiempos de Alfonso VI de Castilla año 1.088. Aquí pasó su infancia la futura reina Isabel, que agregó la villa al patrimonio de la Corona en el año 1.469.