La población de Cuba se estima en unos 11 millones de habitantes, de los cuales cerca de dos millones y medio viven en La Habana.
Cuba posee el nivel de esperanza de vida más alto del continente americano, con una media de 75 años. La población es mayoritariamente mestiza, como resultado de los encuentros entre los españoles de la colonia, los negros yoruba y congo -procedentes de Nigeria y de la República Democrática del Congo respectivamente-, así como de la minoritaria aportación de los antiguos indios taínos. Los chinos que iniciaron su emigración a mediados del siglo XIX constituyen en estos momentos una reducida colonia, concentrada principalmente en la capital. Según las estadísticas oficiales la población está constituida por un 66% de blancos, 25% de mulatos, un 12% de negros y un 0,1% de asiáticos.
De su pasado aborigen se sabe bien poco fuera de la isla, pero los numerosos vestigios encontrados aseguran la existencia de una cultura digna de conocer. Entre las más conocidas se encuentra la del Chorro de Matía, una comunidad pacífica dedicada a la agricultura y la cerámica.
Probablemente el rasgo más distintivo de los cubanos y que mejor les puede definir sea su férrea capacidad para soportar las crisis. Una capacidad que quizá tiene su base en un extraño e inexplicable sentimiento de esperanza y en una inamovible actitud de espera. El cubano espera para todo, para tomar el autobús, para adquirir un producto, para presentar un documento, para hacerse de los alimentos con la cartilla de racionamiento, en fin, espera en casi todas las situaciones. Las colas son interminables y el cubano espera porque a pesar de la difícil situación económica que atraviesa el país, conserva la esperanza de que se va por buen camino. Ellos se mantienen firmes. Tendríamos que preguntar a los sociólogos para encontrar respuestas a estas posturas, que seguramente irían desde una posible resignación social hasta una educación revolucionaria que ha calado en el fondo de todas las conciencias y que les mueve, a la espera de unos tiempos mejores. Independientemente de las causas de esta actitud, los cubanos son gente de fiar y su tesón nos dice que poseen una inamovible confianza en sí mismos. La historia es quien se encargará de darles la razón.
El cubano, además, está siempre en una abierta disposición a mover el cuerpo en cuanto se tocan algunas notas con cualquier instrumento. Y es que la música y la danza son otro de los rasgos que definen al cubano. Donde haya un poco de música ahí se monta la fiesta y el jolgorio, sin importar la clase, el tipo o el material con que estén hechos los instrumentos, pudiendo ser unas simples cucharas golpeando un trozo de madera.
Los cubanos son corteses y generosos con los visitantes. Poseen un alto espíritu de solidaridad entre ellos mismos y para con los extranjeros. Descubrirá estas características en las conversaciones, ya que son grandes aficionados a las charlas, todo un placer para ellos.
Los cubanos llaman a los turistas “yuma”, una especie de contracción que proviene de “United States”, en cambio, si ya es conocedor de la isla y sabe desenvolverse bien con la gente y por las diferentes calles y locales, entonces le nombrarán “camaján”. Se conoce como “jineteros o jineteras” a los cubanos que viven de las propinas en dólares de los extranjeros, los cuales le ofrecerán hasta la saciedad “escoltarles” por la ciudad, entablando una amistad con usted y acompañándole prácticamente durante todas sus vacaciones mientras le aconseja sobre lugares y locales de interés para visitar.
Como curiosidad, apuntar que existe la posibilidad de dormir o comer (“paladares”) en cualquiera de las casa privadas que prestan estos servicios al viajero. Para ello disponen de habitaciones acondicionadas a tal efecto, y que en el caso de las casas oficiales se anuncian con un cartel que lleva un doble triángulo azul.
Otro aspecto importante de la tradición y cultura de los cubanos es la santería, fenómeno muy difundido en la isla. El sincretismo es la fusión de diferentes elementos religiosos, aparentemente inconciliables. Una muestra de sincretismo es, por ejemplo, el budú, o también la santería. Esta creencia, importada de África a través de los esclavos que fueron traídos para trabajar en las plantaciones, mezcla ritos católicos y paganos. La santería no se basa en intocables principios universales y absolutos, sino en la búsqueda de la felicidad, la cual se puede alcanzar sólo dentro de un equilibrio natural y espiritual que abarca todos los aspectos de la vida y de las relaciones humanas.
Le recordamos que el consumo de drogas está fuertemente penalizado. Procure vestir con propiedad, pero sin ostentación. En algunos centros nocturnos le exigirán pantalones y calzado de vestir. En cuanto a las playas, el top less es menos frecuente y más discreto que el que se practica en las playas europeas.