A lo largo de su historia, la provincia de Cuenca ha sido habitada por distintos pueblos que dejaron su impronta material y cultural en estas tierras. Desde las pinturas rupestres de estilo levantino que se encuentran en los abrigos de Verdelpino, Boniches o Villar del Humo, al arte contemporáneo del Museo de Arte Abstracto de la ciudad de Cuenca el patrimonio de esta provincia se ha caracterizado por una gran riqueza y calidad artística.
Cuenca posee importantes yacimientos arqueológicos, entre los que destacan los pertenecientes a época romana (siglo II a. C.): Segóbriga, Ercávica y Valeria muestran su pasado esplendor en los pétreos restos de edificios, anfiteatros, circos...
Otras civilizaciones posteriores legaron elementos arquitectónicos que se funden en la fisonomía actual de los pueblos conquenses. Los castillos y fortalezas que fundaron los árabes y que después harían suyos las tropas cristianas forman parte del paisaje típico castellano, al igual que las suaves crestas coronadas por molinos (cuyo ejemplo más característico en la provincia se encuentra en Mota del Cuervo).
Las plazas de los pueblos (con sus edificios con soportales) y el trazado de las calles se corresponden con una concepción arquitectónica particular que en la capital alcanza una gran originalidad y belleza. Junto con su catedral, uno de los símbolos de la ciudad de Cuenca son sus casas medievales, los estrechos "rascacielos" sobre las hoces del Huécar y el Júcar y sus famosísimas "Casas Colgadas" de airosos balcones voladizos. En ellas está situado el Museo de Arte Abstracto, que alberga obras de los pintores y escultores más prestigiosos del panorama artístico español contemporáneo.