El hielo ha ido modelando el paisaje danés, dotándolo de llanuras y terrenos ondulados, uniformes y sin grandes diferencias de altura. Tras la remota época del deshielo se formó una tundra fría que cedió el paso a regiones abiertas y cubiertas de bosques, más tarde con el aumento de las temperaturas fueron reemplazadas por selvas vírgenes muy tupidas. Durante milenios los cambios en las condiciones de vida dependieron únicamente de este fenómeno, que unido a los desplazamientos entre mar y tierra darían forma finalmente al futuro territorio danés.
Hoy Dinamarca es un país plano donde el paisaje alterna los bosques con prados abiertos llenos de flores multicolores. Destaca sobre todo su extenso litoral dotado de hermosas playas solitarias, así como de zonas rocosas donde se dan cita una variedad inmensa de crustáceos, peces, focas y aves marinas. Los lagos y ríos son poco numerosos.
Cuando se habla de naturaleza danesa se vuelve imprescindible la referencia a la política medioambiental del gobierno ya que pocos países en el mundo cuentan con una preocupación por la tierra tan digna de elogio. El país tiene desde 1971 un ministerio exclusivamente dedicado a proteger la naturaleza y el medio ambiente. Este ministerio junto con el de Energía, dedica importantes proyectos a la creación precisamente de energías limpias y recuperables con el fin de salvaguardar lo existente. Los daneses disfrutan de un país de aguas limpias, playas sin contaminar, aire puro y una naturaleza envidiable por lo que se ha convertido en un ejemplo a seguir, en cuanto a la protección medioambiental, para muchas otras naciones.