Uno de los pilares de la oferta turística de Extremadura es la gastronomía. Con las materias primas de siempre y las recetas heredadas de sus antepasados la gastronomía extremeña es muy variada y de gran calidad. Algunos de sus productos tienen merecida fama como el cerdo ibérico que se cría en las dehesas. La denominación de origen Dehesa de Extremadura garantiza la calidad de jamones, morcones y lomos. El cordero, el cabrito y la caza son indispensables en la cocina regional regados por los vinos de la Tierra de Barros. Aceites, quesos de cabra, oveja, Tortas del Casar y una gran variedad de dulces, como las Perrunillas, el Piñonate o las Yemas de San Pablo completan el menú.
Cada pueblo que por aquí ha pasado ha dejado su legado gastronómico. Los primeros pobladores el uso de la carne de cerdo, vaca y cordero. Los romanos la conservación de la carne de caza en miel, los aceites, los quesos y los peces del Tajo y del Guadiana, siendo los embutidos esenciales en la dieta extremeña. La influencia musulmana está presente en la sopa de ajo, en las famosas migas, en el gazpacho o en la caldereta extremeña hecha con cordero. De los judíos se hereda la "Adafina", precedente del cocido o puchero. La Edad Media dejará recetas como la chanfaina o la caldereta en la que se macha el hígado, pimientos, pimienta y ajos, además de sabrosos platos monacales como el bacalao.