La flora gallega abarca variadas especies con orígenes diferentes. Por una parte esta la zona atlántica, que es la más abundante, y dota a la zona de especies de carácter oceánico, de las que es el carballo el más representativo. En lo que respecta a la flora de procedencia medioeuropea, de carácter continental, es el haya la especie más significativa del conjunto, conformado por las zonas montañosas del interior de la Comunidad, como los montes Ancares, Cebreiro y Cauriel. Existe también una influencia mediterránea que afecta a la zona fronteriza con Portugal, en el valle fluvial del Miño, son aquí el alcornoque, el melojo y la encina, los árboles representativos de la zona.
A parte de estas variedades mencionadas, en Galicia es frecuente encontrar abedulares, acebedas y grandes áreas de matorral, surgidas en gran medida por los acusados procesos de deforestación sufridos en la Comunidad. Destacan el tojal-brezal, los piornales y escobonales, los jarales y los enebrales rastreros.