Estos territorios formaron parte del primitivo Condado de Aragón. Su situación cerca de la frontera lo hicieron lugar de tránsito antes de la llegada de los romanos, que construyeron una calzada.
Ansó y Echo fueron gobernados por Galindo Aznárez, como feudo del imperio carolingio.
Alfonso I, nacido en Echo, concedió a sus habitantes carta de inmunidad y derechos de pastoreo desde Monzón hasta el Moncayo.