Los valles del Duero y sus afluentes componen uno de los paisajes más espectaculares del país, con laderas unas veces fértiles y otras escarpadas, con profundas gargantas unidas por maravillosos puentes.
El curso del río Támega salpica su recorrido de inmensos pinares y viñedos. Destaca de entre las poblaciones que lo bordean Amarante, con los preciosos balcones de madera de las casas colga ...