La fauna comprende ovejas, vacas y caballos. Esporádicamente es posible ver al zorro ártico o al oso polar. Aunque no hay una extensa variedad de especies animales, en el reino de las aves ocurre lo contrario, sobre todo de mayo a agosto. La vida marina también es prolífica, especialmente las ballenas.
La vegetación es variada y se caracteriza por su baja altura. Durante el verano los campos quedan alfombrados por flores de diversos colores: rosa, púrpura, orquídeas verdes o inocentes flores blancas de algodón. La proliferación de hongos en sus distintas vertientes es también común entre la flora islandesa. Existen cuatro parques naturales en el territorio islandés, todos ellos custodiados por el Umhverfisstofnum. El parque Pinvellir es el más antiguo y conforma uno de los lugares protegidos por la Unesco. Si se desea disfrutar de hermosas vistas con glaciares, nada mejor que visitar el parque Skaftafell en el sureste de Islandia que esconde espléndidos senderos para seguir las rutas a pie. Fue ampliado en 2004. Actualmente ocupa dos tercios de Vatnajökull, así como parte del área de un cráter. El parque de Jökulsárgljúfur está ubicado al noreste del país protegiendo 120 kilómetros cuadrados de áspera tierra, incluyendo un cañón excavado por un río glacial, algunas extrañas formaciones rocosas y la impresionante cascada de Dettifoss. El cuarto parque situado al oeste de Islandia es el parque más nuevo del país. El Snaefellsjökull fue inaugurado en 2001, como espacio protector del glaciar de Snaefellsjökull, los campos adyacentes de lava y la costa. Además de los parques existen otras muchas reservas naturales a lo largo del país.