La pequeña Isla de Kizhi está bañada por las aguas del Lago Onega. Sus ocho kilómetros de longitud están cubiertos de verdes prados, meandros y algún que otro bosque, pero sobre todo de magníficas construcciones.
En el siglo XIV la isla era un lugar de descanso y avituallamiento para los mercaderes de Nóvgorod, que se dirigían a las orillas del Mar Blanco, de donde traían colmillos de morsa y pie ...