BIENVENIDO A KOLN
BIENVENIDO A KOLN
Poco tiempo después de que Agripa fundara la ciudad de Colonia en el año 37 a.C., nació en ella Agripina, que sería madre del emperador Nerón y esposa de su propio tío, el emperador Claudio. Esta mujer inteligente y orgullosa no estaba dispuesta a reconocer que había nacido en un lugar tan insignificante y alejado de Roma, así que, gracias a ella, Colonia recibió el rango de ciudad romana ... en el año 50 d.C. y fue bautizada con el nombre de Colonia Claudia Ara-Agripinensis.Se construyó una muralla, la mayor de la Antigüedad al norte de los Alpes, de la que todavía hoy quedan restos. Es casi imposible excavar en el suelo de Colonia sin encontrar algún testimonio de su pasado romano y entre los descubrimientos más importantes destaca el Pretorio, situado debajo del Ayuntamiento. Se trata de la residencia del gobernador imperial, desde donde se puede llegar al canal de desagüe romano, pues los romanos ya disponían de un sistema perfecto de aguas residuales. También se descubrió el Panteón, que se encuentra seis metros por debajo de la calle.
Pero Colonia no es sólo famosa por la gran cantidad de ruinas romanas, testimonio de sus orígenes. También están sus iglesias románicas, sus carnavales, sus ferias y sobre todo, su Catedral, una de las tres más grandes del mundo. En 1998 se celebró el 750 aniversario del comienzo de su construcción el 15 de agosto de 1248, cuando se colocó su primera piedra. Cuenta la leyenda que Federico Barbarroja, tras una batalla en Italia, se trajo como trofeo de Milán una de las más importantes reliquias de la cristiandad, los restos de los tres Reyes Magos, y los llevó a Colonia donde su canciller era también el arzobispo. Lo realmente valioso es el sarcófago de oro donde supuestamente se guardan esas reliquias, que nada más llegar a Colonia atrajeron a una gran cantidad de peregrinos. Así la antigua basílica carolingia que había en su lugar se quedó pequeña, y los hombres más influyentes de la ciudad comenzaron a pensar en la construcción de un templo más grande. Aprovechando que un oportuno incendio hizo arder la antigua iglesia por los cuatro costados, se comenzó con la construcción de una nueva que pretendía superar a todas las catedrales góticas francesas. Las obras se realizaron con cierta calma durante tres siglos, pero a principio del XVI se pararon casi durante otros tres, debido a los graves problemas provocados por la Reforma entre la ciudad y el arzobispado. Tuvo que llegar un rey prusiano y protestante al trono, Federico Guillermo IV para terminarla. Vio en la catedral de Colonia un posible símbolo de la identidad alemana y en 1842 se reanudaron unas obras que permitieron inaugurarla en 1880.
Durante la II Guerra Mundial sufrió el impacto de 14 obuses en su cara norte, pegada a la estación de ferrocarril, que destrozaron la bóveda, vidrieras y portales. Aun así se puede decir que sus daños fueron mínimos comparados con lo que se podía ver a su alrededor, o más bien, lo que no se podía ver. El centro de Colonia quedó totalmente arrasado por los bombardeos, sólo este magnífico edificio quedó en pie entre los escombros. Tres años después de terminar la guerra, aquella ciudad completamente destruida pudo celebrar el 700 aniversario del comienzo de la construcción de su Catedral.
Por desgracia ni uno sólo de sus puentes y ni una sóla de sus doce iglesias románicas tuvieron tanta suerte como la Catedral. A pesar de tratarse de reconstrucciones, merece la pena buscar las raíces de la ciudad romana en ellas. Bajo el suelo de Gran San Martín, en pleno centro de la ciudad, podemos aún acceder a unos baños y una calzada romana que formaban parte de unas instalaciones deportivas del año 50 d.C. Algo mas alejadas están San Gereón y San Pantaleón. De la primera, construida sobre un cementerio romano, destaca su cúpula decagonal, considerada durante mucho tiempo una de las más bellas de Europa. San Pantaleón, a la que llaman “la iglesia romana” porque está inspirada en el aula del palacio de Constantino en Tréveris, se encuentra encima de una granja romana de la que todavía se puede ver, en la zona de la cripta, el sistema de calefacción. Pero los romanos dejaron en Colonia algo más que sus construcciones. Algo que también ha sobrevivido al tiempo y a las guerras: el gusto por la buena vida que caracteriza a los renanos en general y a los habitantes de esta ciudad en particular. No en vano se llevan la fama de ser los más divertidos e irónicos de Alemania, siendo su Carnaval una prueba de ello. Es entonces cuando cualquier otra actividad de la ciudad queda eclipsada por los desfiles de máscaras, que aquí tienen como escenario cada una de las calles. Dicen que la cabalgata del Lunes de las Rosas, con centenares de carrozas, cuenta cada año con dos millones de espectadores, entre los que resulta imposible distinguir a los que llegan sólo para la ocasión, pues casi todos se ocultan detrás de un disfraz y se contagian del buen humor de Colonia.
Con o sin carnaval Colonia es una ciudad que invita a salir. Durante el día la zona peatonal alrededor de la Catedral es un bullicioso centro comercial al aire libre. Cuando las tiendas cierran la vida sigue en los cafés y cervecerías. Con buen tiempo, el mejor ambiente se encuentra a orillas del Rin. Ahora es una zona peatonal ajardinada, desde que se construyó un túnel para que los vehículos puedan llegar hasta el mismo corazón de la ciudad. Un verdadero lujo, sobre todo para el peatón.
Tantos locales y tanta gente en las calles no es lo único que da un toque especial a una salida nocturna por Colonia. Quién haya probado diferentes clases de cerveza en otras partes del país habrá comprobado que en Alemania es difícil consumirla en pequeñas “dosis”. En Colonia se puede. Su cerveza, la Kölsch, tiene varias particularidades, se bebe en vasos pequeños, siempre de barril y sobre todo conviene saber que sólo se pide la primera, las demás “vienen solas”.
Colonia cuenta con una gran cantidad de tiendas alternativas, tanto de segunda mano como de famosos diseñadores. Además, también cuenta con varias galerías comerciales y sucursales de las grandes cadenas. En Hohe Strasse (desde la catedral hacia el sur) se pueden hacer compras en las tiendas más habituales. También en Breite Strasse se pueden encontrar multitud de establecimientos en una zona de compras más ecléctic, donde se puede encontrar desde los más elegante a lo más extravagante.
Para realizar algún regalo lo más socorrido es llevar agua de Colonia, el refrescante perfume creado en esta ciudad y cuya marca más conocida es la 4711, llamada así por ser el número de la casa donde se inventó.