Esta villa que ya era conocida en el siglo X como un importante núcleo comercial fue destruida por las invasiones tártaras en 1241 pero, su propio dinamismo, propició que su reconstrucción fuera espectacular y de hecho alcanzara un gran esplendor con Casimiro el Grande en 1384, aunque su etapa dorada llegaría con los Jaguelones.
En el siglo XVI Cracovia sufre un deterioro notable, la capital del país se traslada a Varsovia y la anexión a Austria acaba con el brillo de esta ciudad. Durante la II Guerra Mundial los nazis nombraron a Cracovia capital de la Gobernación General instalando el “ghetto” judío en Liban y Plaszow (barrios de la margen derecha de la ciudad) consiguiendo su liberación con la entrada de las tropas soviéticas el 18 de enero de 1945.
Al finalizar la guerra, Cracovia comienza su desarrollo hasta convertirse en lo que hoy es, una ciudad hermosa, importante centro cultural y científico y el principal conjunto monumental de Polonia.