En los cellers (bodegas) de Mallorca es donde el visitante disfrutará realmente de la rica y variada gastronomía de la isla. Así, degustará el típico frit mallorquín, el cabrit torrat o las carnes a la graella y rostits. Pero estos lugares son excelentes a la hora de probar las llamadas sopes mallorquines, un apreciado primer plato en el que se mezclan finas rebanadas de pan con verduras y carnes.
Las conocidas cocas saladas y dulces, son también un plato típico de la mayor de las Baleares. Pero si hay dos productos íntimamente relacionados con el nombre de Mallorca, esos son la sobrasada y la ensaimada. La primera es un embutido obligado a probar y en la cocina de la isla puede ir acompañando desde a unos huevos fritos hasta a la miel, claro está, como postre. Y si hablamos de dulces, la estrella es la ensaimada, que se puede tomar rellena de cabello de ángel, crema, nata o, cómo no, sin relleno.
En el apartado de los licores, a destacar el ron de caña, el típico Palo o las hierbas dulces y secas, todas ellas bebidas propias de la isla.