De la época del polifacético escritor Ramón Llull a la del contemporáneo Miquel Barceló, tal vez los dos nombres más universales de las artes de Mallorca, han transcurrido ya siete siglos. En ellos, la cultura de la isla ha sufrido altibajos y sine embargo, no puede negarse que el entorno mallorquín ha sido cuna y refugio de algunos
grandes n7ombres como el de Fréderic Chopin, George Sand, Joan Miró o incluso el actor Michael Douglas, que ha encontrado en la isla su particular paraíso.
Pero mucho antes de todos ellos, los pueblos primitivos insulares que dejaron tras de sí numerosas piezas escultóricas y arquitectónicas. Conocer estos yacimientos es ponerse en contacto con siglos y siglos de antigüedad.
Aunque sin duda, es el arte gótico lo que define principalmente a la isla. Este estilo artístico produjo obras como el retablo de santa Eulária, la magnífica tabla de Sant Jordi o la misma catedral de Palma, una de las más impresionantes del mundo. El Castell de Béllver y la Llotja, obra del gótico tardío, constituyen junto al seo, la triada de la arquitectura monumental mallorquina.
Las construcciones populares también merecen un apartado en este recorrido cultural. Eta arquitectura va desde la casa sencilla de sillares ocres de arenisca y tejados de teja árabe hasta a las pretenciosas fincas de la serra de Tramuntana (possessions), pasando por las modestas y funcionales casas del llano mallorquín.