En los alrededores del monasterio se encuentra un lugar conocido como el de "La Aparecida", donde cuentan se apareció la Virgen. Pedro de Atarés cedió parte de su fortuna en 1146 para la construcción allí de un convento.
En 1171 llegaban al monasterio los primeros monjes cistercienses que se establecían en la Corona de Aragón.
Este monasterio fue habitado en 1835 por Gustavo Adolfo Bécquer, quien relató su experiencia en "Cartas desde mi celda".