Todas las islas del Caribe, aun pudiendo presumir de determinadas especies propias, tienen una flora prácticamente idéntica, un auténtico regalo de la naturaleza que convierte estos territorios en parajes incomparables con otros lugares del mundo.
La vegetación de las islas caribeñas es, en líneas generales, una flora húmeda tropical, caracterizada por la gran diversidad de especies existentes, que crecen entremezcladas y de forma salvaje en los bosques. Algunos árboles llegan a sobrepasar los 20 metros de altura, por lo que los turistas llegan a sentirse realmente deslumbrados al encontrarse frente a los helechos gigantes y los castaños autóctonos.
La fauna caribeña es igualmente peculiar, a pesar de la presencia de algunas especies continentales. Como consecuencia de su escasa superficie, las islas carecen de grandes mamíferos, pero existe una gran cantidad de pequeños mamíferos salvajes distintas especies de ratones, iguanas y las famosas serpientes Punta de Lanza, la mayoría introducidos por los colonizadores españoles.
Pero, sin lugar a dudas, la fauna y flora marinas constituyen la más importante riqueza de estas islas. Sencillas medusas, cachalotes gigantes, ballenas y erizos negros, blancos o verdes, pueblan las aguas del Mar Caribe donde, además, se esconden arrecifes coralinos de gran belleza. Algunas tortugas de mar llegan a sobrepasar los 300 kilos de peso.
La flora de Montserrat es muy rica, sobre todo en lo que a plantas de frutas tropicales se refiere. Mangos, chirimoyas, papayas y cocoteros harán la delicia del visitante. Entre otras especies, destacan también el jazmín de las Antillas, las plantas trepadoras gigantes, el árbol del pan y los aguacates.
Lo más impresionante de la isla, en cuanto a fauna son la cantidad de pájaros multicolores que la sobrevuelan. Se han llegado a encontrar hasta más de 100 especies diferentes.