A lo largo de su historia Navarra ha mantenido unas particularidades jurídicas y de identidad que se manifiestan en un rico patrimonio. El camino de Santiago atraviesa Navarra dejando tras de sí una estela de construcciones románicas de piedra. La arquitectura en esta comunidad posee características particulares en las distintas zonas y geografías: en los valles pirenaicos las casas son robustas, de grandes sillares, con tejados inclinados, contrastando con los edificios de influencia francesa, bellamente ornamentados de acuerdo con los cánones renacentistas de las ciudades.
La herencia de los pueblos vascones se reafirma en la pervivencia de su lengua y en viejos ritos como el Zanpantzarrak, en el que los chicos se visten con sombreros de cintas, pieles de cordero y grandes cencerros en la espalda con los que en la noche del 5 de enero guían a los Reyes Magos.
El Olentzero es otro personaje de la mitología popular: un carbonero gordo y juerguista que llega a pasar la Navidad cada 24 de diciembre.
El rito del Agua, los Carnavales o los Sanfermines forman partre del ciclo festivo de Navarra. La jota es una de las manifestaciones folclóricas más conocidas de la cultura navarra.