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La Gente y sus costumbres en Estados Unidos

Estados Unidos tiene una población cercana a los 266 millones de habitantes, siendo el país más poblado del continente americano y el tercero en el mundo.
Nacido de una de las más relevantes inmigraciones de la historia de la humanidad, las diferentes culturas se han adaptado, sobre todo en las principales ciudades de las costas, de forma casi fantástica. Desde las primeras inmigraciones, como si de un gran campo de concentración se tratara, Estados Unidos fue acogiendo sin reparo, a todos los que llegaron con intención de quedarse. Son ellos, los extranjeros, los que han ido construyendo el gran país, la primera potencia del mundo, una fruta que a veces se antoja apetitosa y otras, de un sabor desagradable.
Esta amalgama de historias diversas y variadas culturas, de tiempos pasados, ha confluido en costumbres, hábitos y estilos de vida que hoy son definidos como “típicamente norteamericanos”. Quizá uno de ellos, el más relevante y más distinguido, sea el pragmatismo con el que los ciudadanos de los Estados Unidos conducen su existencia. Es la cultura del pragmatismo, de las cosas fáciles, en fin, de la comodidad y el consumismo. Los norteamericanos agradecen y se esmeran por que las cosas, las situaciones y los hechos sean resueltos de una manera fácil y rápida. Aquella frase de “que el tiempo es oro”, resume una actitud vital y muy difícil de desentrañar. Baste un ejemplo: muy probablemente en los Estados Unidos existan seres que realizan la mayor parte de sus actividades dentro de un automóvil. Es posible desplazarse, llamar por teléfono, ordenar en algún “drive in” el desayuno, la comida y la cena, ver una película en un “car-movie” o bien, retirar dinero desde la ventanilla de un banco, sin bajarse del coche. El hecho de que se desarrollen tantas actividades con él, se debe principalmente a que es el medio de transporte más utilizado. Los motivos atienden a razones como que el carnet de conducir se puede obtener a los 16 años, que su precio no es tan elevado como en determinados países de Europa, de que la mayoría de las viviendas están tan distanciadas unas de otras que se hace imprescindible el coche para algo tan simple como hacer la compra, ir al colegio, visitar a los amigos o bien, salir a divertirse. Esta dependencia ha originado una generalizada falta de interés por los paseos en la mayoría de los estadounidenses, a excepción de los habitantes de las grandes ciudades que no tienen otro remedio que caminar para llegar a sus puestos de trabajo.
Tal vez esta curiosa inamovilidad ha provocado que muchos norteamericanos padezcan obesidad y que muchas comidas se preparen de distintas formas. El leer detenidamente la etiqueta de cualquier producto alimenticio antes de comprarlo se ha convertido en una costumbre. Es posible adquirir alimentos normales, ligeros, ultraligeros, completos o bajos en colesterol.
Sin embargo, a los norteamericanos les gusta y les fascina la comodidad y tal vez, sin proponérselo han ido imponiendo ese estilo de vida en casi todo el mundo. No existe ya ningún país del planeta que no haya claudicado a una concesión norteamericana.
Los norteamericanos son gente muy hospitalaria con muy buen humor y de ideas simples y sencillas. Las expresiones afectivas son muy diferentes a las de Europa. La costumbre de saludar con dos besos es sustituida en Estados Unidos por el apretón de manos, que tampoco suele ser tan efusivo como en otros países.
El sentimiento patriótico de muchos norteamericanos hace que se entreguen a los visitantes con esmero, deseosos de mostrarles las costumbres y los lugares de interés de su país. Es por eso que puede decirse que son gente abierta y amable, especialmente a la hora de presumir de su bandera, que se encuentra por todos los sitios.
Por otro lado, los norteamericanos suelen seguir las modas con afán y dedicación, la base que posibilita el consumismo desmedido que caracteriza a este país. Esta actitud propicia, además, las grandes batallas comerciales y publicitarias, donde la comunicación juega un papel primordial. Es común ver como se desviven por reunir los cupones de descuento que aparecen en todo tipo de publicaciones. Ahorrar un poquito es avanzar un paso más en una sociedad en la que las clases están más bien ocultas.
Además de la actitud pragmática de los norteamericanos, el trabajo representa para ellos una devoción. Viven consagrados a su labor y consideran ejemplar a aquel que vive prácticamente para el trabajo, que parte muy temprano de casa, que compra el desayuno en la cafetería situada en la planta baja del edificio, que come apresuradamente un sandwich a las 12.00 horas y después de finalizar la jornada, hace unas horas extras más. Es por eso que, los fines de semana, se busca cualquier entretenimiento para relajar el espíritu.
Otra de las características más llamativas de la sociedad norteamericana es el alto grado de limpieza (a excepción de algunas zonas de las principales urbes) y el estricto cumplimiento de las normas. Así, por ejemplo, fumar está prohibido en casi todos los sitios y si usted intenta encender un cigarrillo en un centro comercial, sentirá en sus espaldas la mirada de desaprobación de cuantos le rodean. Para finalizar, hay que destacar la funcionalidad de las cosas, razón por la que Estados Unidos se encuentra al frente de los países que más facilidades ofrece a los disminuidos físicos.



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