La población de Nueva Zelanda ronda los 3,5 millones de habitantes, una población relativamente pequeña para su extensión, pues representa una densidad de poco más de 12 habitantes por kilómetro cuadrado. Pese a ser un país con un importante sector agrícola, la mayoría de la población alrededor del 70% vive en áreas urbanas. De éstos, el 75% se concentra en la isla norte, estimulada por el clima más suave, la expansión de la industria forestal y la horticultura especializada, y por el establecimiento de empresas comerciales y fabricas cerca de los grandes mercados nacionales.
El 78% de los neozelandeses son descendientes de europeos, el 13 % son nativos maoríes, y un 5% lo componen polinesios de las islas del Pacífico. Además, un 1.3% es chino y un 1% indio. Actualmente, la población occidental tiende a decrecer, mientras que ganan peso demográfico el resto de las razas. Aunque durante los últimos años las inmigraciones habían disminuido debido a las duras condiciones económicas, estos días Nueva Zelanda recibe nuevas oleadas de inmigración, especialmente desde Asia y las islas de la Polinesia.
Todo el mundo coincide en calificar a los neozelandeses como amistosos y abiertos y, curiosamente, al igual que a sus vecinos australianos, también se les considera relajados. A los neozelandeses les gusta disfrutar de la vida y de sus paisajes, y viven sin prisa, pero sin pausa, pues en muy poco tiempo han colocado a su país entre las naciones más desarrolladas. Valoran mucho la autosuficiencia y la iniciativa particular valiéndose de recursos limitados (lo que se ha dado en llamar el “ingenio kiwi”).
El ritmo de vida en la Isla del Sur es claramente más pausado y tranquilo que el de la del Norte, donde la mayor densidad demográfica y el desarrollo urbanístico imponen una forma de vivir más acelerada. Las gentes del sur son amables con los turistas, pero su generosidad no quita para que conserven sus raíces y un gran arraigo hacia la tierra en la que viven.
Los neozelandeses, en general, cuidan mucho de sus hogares. No suelen ser alquilados, por lo que gastan mucho tiempo y dinero en mantenerlos en buen estado y embellecerlos.