La cultura tradicional se debilitó con la llegada de los occidentales y los misioneros cristianos. Existe la creencia de que el cristianismo y el hombre blanco les traerán riquezas en naves de carga, a lo que se le conoce como el “culto de los cargueros”.
Pese al abandono de ciertas costumbres, el pueblo Sepik, tribus que habitan la zona del río Sepik, conserva una cultura original. Estos hombres han desarrollado un increíble sentido artístico, basado en la lucha por el prestigio de la población masculina de las tribus, que les llevaba al combate o a la realización de obras de arte.
Los Huli constituyen una de los grupos indígenas más peculiares del país. Su población está compuesta por unas 80.000 personas que viven en los alrededores del río Tagari y sus afluentes, a una altura que oscila entre los mil y los dos mil metros en una zona conformada por territorios de origen volcánico y muy fértil.
La oleada de civilización les llegó de manera abrupta, pero aunque parezca increíble, no ha llegado a hacer mucha mella en ellos.
Excepto en algunas islas como las Trobriand, toda la sociedad en Papúa Nueva Guinea carece de un sistema de jefatura o de castas hereditarias pero un individualismo agresivo mantiene la idea de igualdad. Existe entre los hombres adultos una constante competencia para ganar prestigio juzgándole a cada cual según sus logros. Las unidades políticas son pequeñas y generalmente están formadas por un solo poblado o en algunas zonas de las tierras altas, por una simple agrupación de ideas muy dispersa.
Los jefes activos de estas unidades políticas reciben el nombre de “Grandes Hombres” cuyas opiniones ejercen gran influencia dentro de la comunidad. En realidad, el prestigio de un “Gran Hombre” o “Bigman” le suele venir de sus relaciones con otros grupos, tanto amigos como enemigos.
En estas relaciones los Grandes Hombres pueden contar con el apoyo incondicional de sus propios grupos de los que son los únicos representantes. Por toda la isla, las rivalidades no sólo se manifiestan en la lucha entre pueblos, sino también en los intercambios de cerdos y productos agrícolas.
Los indígenas suelen construir casas para sus espíritus. Utilizan madera, fibras vegetales, corteza y hojas de palmera. La elaboración es complicada. Allí aparecen los espíritus de sus antepasados, que consideran necesarios para su destino, para tener buena cosechas y éxitos en todos los terrenos. Estas construcciones de más de 20 metros de alto, dan testimonio de una técnica arquitectónica muy elaborada. Dentro de estas casas suelen haber paneles de madera donde los espíritus de los antepasados aparecen rodeados de cálaos de enorme pico y cocodrilos enseñando los dientes.