La ciudad de Pontevedra tiene según muchos autores orígenes de leyenda. Se asocia su fundación a los celtas y en otras ocasiones a los griegos. La versión griega otorga a Teucro, héroe de la guerra de Troya, el origen fundacional de la ciudad. Sin embargo, los primeros datos históricos de una primitiva población en la ría datan de la época romana. Los romanos llamaron a este lugar Ad Duos Pontes y siglos más tarde, en la Edad Media, era conocido como Pontis Veteris (Puente Viejo). En el año 1180 Pontevedra era un burgo que fue donado por Fernando II a la Iglesia de Compostela. Ya entonces era paso obligado en el Camino de Santiago Portugués. El siglo XIV es un período de esplendor para la población, gracias al creciente comercio que se estaba desarrollando y a la construcción naval. Un dato anecdótico es que en los astilleros pontevedreses se construyó la carabela Santa María, que acompañaría a Cristóbal Colón en su descubrimiento del Nuevo Mundo. La localidad, tras el ataque inglés de 1719 y una crisis económica, resurge de las cenizas en el siglo XIX, época en la que recibe el título de ciudad. Desde ese momento no ha dejado de crecer y desarrollarse social y urbanísticamente. En la actualidad es una ciudad moderna que potencia su economía en el turismo, sin olvidar otras actividades tradicionales, como la pesca y el comercio, que durante siglos la han sustentado. También en los últimos años ha visto crecer los servicios culturales, con la creación de universidades y espacios dedicados a la cultura.