Elegida capital ya en el siglo IX de nuestra era, fue también el primer episcopado polaco en el 968 al convertirse al cristianismo. Con el posterior traslado de la capitalidad a Cracovia, Poznan continuó su crecimiento y aunque llegó, en una etapa de su historia, a no pertenecer a Polonia, con su reingreso en el país en el año 1918, sus raíces se vieron rápidamente fomentadas. La Segunda Guerra Mundial destruyó buena parte de la ciudad pero la reconstrucción fue tan acertada como en el resto del país.