BIENVENIDO A REGENSBURG
BIENVENIDO A REGENSBURG
Localizada a orillas del río Danubio, Regensburg es una hermosa ciudad medieval. Mucho antes de que existieran reyes y emperadores alemanes, un romano, Marco Aurelio, quedó fascinado por la ciudad celta de Radabona y fundó en ella la ciudad de Castra Regina, en el año 179 d.C. Trece siglos después otro emperador, Maximiliano I, padre de Felipe “el Hermoso”, dijo de ella que ha ... Localizada a orillas del río Danubio, Regensburg es una hermosa ciudad medieval.Mucho antes de que existieran reyes y emperadores alemanes, un romano, Marco Aurelio, quedó fascinado por la ciudad celta de Radabona y fundó en ella la ciudad de Castra Regina, en el año 179 d.C.
Trece siglos después otro emperador, Maximiliano I, padre de Felipe “el Hermoso”, dijo de ella que había sido en un tiempo la más floreciente de todas las ricas y famosas ciudades de la nación alemana. Pero ya se refería a la gloria de un tiempo lejano, a un esplendor remoto. Tiempo después de que Maximiliano la describiera como una ciudad nostálgica se convirtió en sede permanente de la Dieta Imperial, por lo tanto, en uno de los centros vitales del Sacro Imperio Romano Germánico. Pero este Imperio nació ya como el reflejo de un esplendor desvanecido. Era producto del empeño de hacer resurgir la idea universal de Roma y del Imperio Romano, desaparecido hacía mucho tiempo.
Para el emperador Carlos V, el declive de la herencia medieval significaba el reconocimiento de una gran potencia moderna reunida bajo su corona. Pero a sus 46 años el emperador no reflejaba ni mucho menos esa ilusión pues era un hombre cansado y melancólico. Su imperio carecía de centro tanto como de fuerza de cohesión y de unidad política. Llevaba siete años viudo cuando en Regensburg volvió a sentir pasión por una mujer, se llamaba Bárbara Blomberg y tenía 18 años. De aquel “amor” en Regensburg nació Don Juan de Austria, que tanta gloria llevó al Imperio con la victoria de Lepanto pero que arrastraría toda su vida la herencia que le dejó su padre: el declive de un hombre y de un Imperio.
Las bombas de la II Guerra Mundial apenas rozaron las iglesias, las torres, la Catedral de San Pedro, las casas patricias, el puente de piedra sobre el Danubio o el Palacio Ducal. Todo ello es lo que nos queda intacto de un pasado que solo se puede recordar.
Para los que no la viven y solo la visitan Regensburg puede ser una de esas ciudades, que de tan hermosas, parecen existir únicamente en la memoria.