Este valle fue el último reducto de los moriscos del Reino de Murcia, hasta comienzos del siglo XVII, cuando se decretó su expulsión definitiva. Durante el periodo musulmán Ricote fue un punto estratégico para la dominación del valle, por lo que levantaron el castillo "Alarbona", que permitía el control de las comunicaciones. Posteriormente Entrique Pérez de Arana recibió Ricote de manos de Alfonso X El Sabio. Tras la incorporación de Murcia a la Corona de Castilla, Sancho IV entregó a la Orden de Santiago el dominio de todo el valle de Ricote, incluida esta localidad.