El navegante portugués Gonçalo Coelho llegó a estas tierras el 1 de enero de 1502. Pero los primeros que se asentaron en el lugar fueron los franceses en 1555, cuando las tropas francesas al mando del Almirante Nicolás Villegaignon construyeron un fuerte en una pequeña isla de la bahía al que llamaron la Antártida francesa. Dicha fortaleza fue atacada y destruida por los portugueses en 1560. Después de numerosas batallas los franceses fueron finalmente expulsados y en 1567 los portugueses edificaron una ciudad fortificada en Morro Castelo a la que llamaron Sao Sebastiao do Rio de Janeiro. La ciudad comenzó a prosperan cuando llegaron numerosas órdenes religiosas y construyeron sus iglesias. El desarrollo de las plantaciones de azúcar y la fiebre del oro en Minas Gerais contibuyeron al desarrollo de la ciudad durante el siglo XVIII. El siglo XIX fue la capital de la colonia portuguesa y a partir de 1.900, con el boom del café, se convirtión en destino de una fuerte corriente migratoria tanto interior como exterior que hoza crecer la ciudad hasta los 800.000 habitantes. Entre 1.920 y 1.960 la ciudad vive su era dorada, convirtiéndose en destino turístico de la alta sociedad mundial. Aunque en 1960 Brasilia se convirtió en la capital administrativa de Brasil, Río de Janeiro continúa siendo el faro cultural del país.