El nombre de Sagunto es bien conocido gracias a un episodio trágico que vivieron sus habitantes en el 219 a.C. Por aquel entonces, las guerras púnicas afectaron todo el Mediterráneo y Sagunto no se libró del sitio que los cartagineses, con Aníbal a la cabeza, impusieron durante ocho meses. Los saguntinos, antes de rendirse al enemigo decidieron quemar la ciudad y a sí mismos con ella. Fue un terrible suicidio colectivo que avergonzó a Roma, pues no le prestó la ayuda que por ese momento necesitó su provincia. Quizás fue por eso que inmediatamente promovió la reconstrucción de la ciudad, transformándola en una civitas con cierto empaque.
En el siglo VII, los árabes le otorgaron el nombre de Murviter, para los cristianos Morvedre, abandonando el antiguo Saguntum. No fue hasta finales del siglo XIX cuando de nuevo recuperó su nombre original y definitivo.