Desde sus inicios destacó por el fuerte protagonismo que alcanzó en la conquista de América y durante varias décadas fue el punto de partida de las exploraciones de los conquistadores. Felipe II la llamó “Llave de las Indias Occidentales”.
Además, en Santo Domingo se sucedieron nuevas y significantes primicias. Las otras tuvieron lugar en La Isabela, al norte de la isla, como el establecimiento del primer arzobispado de América y primer título de ciudad 1503, primera ciudad blasonada 1507 y la primera universidad en el año de 1538. Por si fuera poco, Santo Domingo fue además, la ciudad que eligió Cristóbal Colón para su entierro. Son estas razones, y muchas más, por las que Santo Domingo puede considerarse como una de las grandes capitales históricas y culturales del continente americano. Su visita es imprescindible.
La actual Santo Domingo fue refundada en el año de 1502 por Nicolás de Ovando, después de que los primeros asentamientos fueran destruidos por un implacable huracán. Trazada a cordel, casi cuadriculada, fue descrita por Gonzalo Fernández de Oviedo como: “diseñada con regla y compás y a una misma medida las calles todas”. Sin embargo, a pesar de su geométrico diseño, la primera impresión que produce es la de un gran caos y anarquía, aunque no exenta de un cierto atractivo que se resume en pocas palabras: mucha vida.