Los asados de cochinillo y de cordero lechal gozan de justa fama en la zona. Los hornos de la ciudad los preparan con una perfección inigualable. La sopa castellana es un plato típico que suele acompañar a estas carnes: cochinillo o tostón de Segovia, ternera de Prádena, judiones de La Granja, el chorizo de Tajuña, las ancas de rana, las truchas de Valsaín, cordero de Sepúlveda, sopas castellanas, poche segoviano, etc.
En la capital se encuentran excelentes restaurantes que no defraudarán a quienes gusten de la buena mesa. En el mes de octubre el pueblo segoviano promociona su gastronomía local mediante la Semana de la Cocina Segoviana. A esta cocina tradicional, los cocineros están añadiendo platos de la cocina de mercado, innovadores pero con base tradicional: magret de pato al vino de Burdeos, jabalí con arándanos, lenguado a la escama de patata, gamo con setas o pato con ciruelas y manzanas, etc.
Los dulces que fabrican en los monasterios, con productos típicos de la zona, con recetas orales que se remontan a nadie sabe cuando. Nos estos mismos los que cultivan y aprovechan las vides. De los dulces, el primer protagonista es la tarta ponche, pero están también los soplillos, las roquillas de palo, el pan sobado, los bolillos en Carnavales, arrope, castañas cocidas con anises, arroz con leche, etc.
Sin duda, raro será en el mundo el aficionado al vino que no conozca o no haya probado, los vinos de Denominación de Origen de la Ribera del Duero, sobre todo el tinto y el rosado. La denominación de Rueda, es la más antigua de España, y la poseen siete municipios segovianos. Desgraciadamente, Segovia ya no promociona la comercialización de estos estupendos vinos que se fabricaban en el edificio que hoy en día es el Parador.