El crudo invierno soriano hace que en estas tierras se elaboren platos consistentes y de gran valor energético que puedan combatir las bajas temperaturas. La mayoría de ellos tienen a la carne, como en casi toda de Castilla y León, como protagonista fundamental, y así se cocinan platos como la caldereta de cordero o de toro. El mismo aporte calórico pueden generar otros platos típicos de la provincia como el ajo carretero o las tan afamadas migas del pastor, hechas con pan de hogaza, pimiento verde, aceite, ajo y sal.
Soria posee una excelente carne de vacuno que utiliza para su chorizo, siendo esto novedad, para unirlos a los tradicionales magros de cerdo y al tocino, con los que se elaboran en otros lugares castellanos. El jamón y la exquisita morcilla soriana son otros de sus famosos productos chacineros.
Las tierras sorianas son ricas en setas y hongos, de ahí la tradición que este tipo de productos han tenido en sus platos. Así, aquí se cocinan níscalos a la cazuela o sopa de setas de cardo con trufas negras, qu se sirve cubierta con una capa de hojaldre horneado.
Muy frecuente en los ríos de montaña es la trucha, y aunque bacalao no podamos encontrar en Soria, si son sus tierras un lugar idóneo para la cura de este pescado, que se prepara en las más variadas recetas y es protagonista de unas jornadas gastronómicas de carácter anual.
La mantequilla soriana, de característico gusto dulce, es la gran protagonista del sector lácteo en esta provincia, junto al queso de soria, elaborado en Ólvega y Villar de Ala a partir de leche entera de cabra.