BIENVENIDO A SZABOLCS-SZATMAR-BEREG
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La Gran Llanura es uno de los paisajes más singulares de Europa. Limitada al oeste por el cauce del Danubio, al norte por los macizos de Mátra, Bükk y Zemplén y al este y sur por las fronteras con Rumania, Serbia y Croacia, representa la mitad del territorio húngaro 50.800 kilómetros cuadrados. Su carácter de auténtica llanura se refleja en el hecho de que el punto más alto está a ... 176 metros de altitud, cerca de Debrecen, en el Noreste, y el más bajo, con 76, se encuentra al Sur, junto a Szeged.La Gran Llanura, o Alföld como la llaman los húngaros, está atravesada de Norte a Sur por el Tisza, el segundo río en importancia de Hungría, que nace en los Cárpatos y desemboca en el Danubio. Es conocido como el río ?rubio? por la arena que transporta y que el viento se ocupa de depositar en las dunas de la llanura.
Todavía hoy, la Gran Llanura es conocida como puszta, que significa tierra desnuda, desierto o vacío que era a lo que parecía condenada a mediados del siglo XIX, después de que las invasiones turcas la dejasen asolada y diezmada. Un cierto espíritu nacionalista, encabezado por artistas como el poeta Sándor Petó´fi o el pintor József Tornyai rescataron la puszta del olvido, y una planificada revolución agrícola, puesta en marcha a finales del XIX, han logrado recuperarla definitivamente. Los diques a lo largo del Tisza que regulan las devastadoras crecidas, han permitido desarrollar los regadíos. Arrozales, acacias y chopos logran retener la arena y cultivos de cereales, frutas y verduras la han dado nueva vida. Esta es hoy la gran despensa de Hungría, en la que crecen la mayoría de los cereales y hortalizas, además de la deliciosa fruta húngara, que debe sus cualidades de aroma a una tierra fértil y arenosa y a las numerosas horas de sol de que goza la región. También de aquí proceden algunas de las especialidades gastronómicas más conocidas de Hungría: la paprika, el gulash, la col rellena...
La Gran Llanura húngara posee un paisaje bastante uniforme, pero está compuesta de varias regiones, en las que coexisten diversas etnias y tradiciones. Los restos de la antigua estepa ya sólo pueden observarse en el Parque Nacional de Hortobágy, al Oeste de Debrecen y en el de Bugac, al Sudoeste de Kecskemét. Son extensiones arenosas salpicadas de marismas y estanques de aguas salobres.
Bordeando el río Kőrös se encuentra el Parque Nacional de Kó´ró´s-Maros posee árboles centenarios y lugar de refugios de varias especies en peligro de extinción en Europa.
A lo largo de toda la Gran Llanura, el río Tisza es, sin duda, su principal atractivo. Sus aguas, por lo general, tranquilas son ideales para ser recorridas en canoas y kayak, disfrutando de los paisajes que discurren alrededor. Se puede nadar en él y tomar el sol en las pequeñas playas de arena que se forman en sus orillas. También es un paraíso para los pescadores, los senderistas o los que quieran realizar excursiones en bicicleta o incluso en globo aerostático.
La Gran Llanura es, sin duda, uno de los mejores lugares para comprobar la vinculación de Hungría y los caballos. La relación de este país y los caballos viene de lejos. Antes de que los húngaros se establecieran como nación, eran un pueblo nómada que vivía del pastoreo y para el que los caballos representaban un medio fundamental de vida. La imagen más conocida de San Esteban, primer rey y fundador del Estado húngaro, es montado sobre un elegante caballo. La historia recuerda diversos hitos que unen a los húngaros con los caballos, como los célebres regimientos húsares o las muchas aportaciones húngaras al desarrollo de los carruajes. De hecho, la palabra inglesa ?coach? procede del pequeño pueblo húngaro de Kocs, donde se fabricaban diferentes tipos de carruajes. En la actualidad,Hungría es uno de los países mejor preparados para la práctica de deportes y turismo ecuestres.Hay quince picaderos nacionales y decenas de escuelas de equitación. A lo largo y ancho de todo el país, es posible planificar unas vacaciones ecuestres, practicar la caza con caballos, aprender a montar y a conducir carruajes, incluso desde la más temprana edad, viajar sobre caravanas de gitanos o incluso experimentar las revolucionarias terapias ecuestres.