Fauna y flora: La diversidad en el reino animal que se puede encontrar en Tailandia, se debe a las diferencias geográficas y climáticas. La fauna natural del norte es mayoritariamente de origen indochino, y la mitad sur es más propia de la zona de Malasia peninsular, Sumatra, Borneo y Java. Tailandia es muy rica en biodiversidad de aves, con más de mil especies residentes y migratorias registradas, lo que supone el 10% de las especies voladoras del mundo. También posee unos seis mil tipos de insectos y el entorno marino está habitado por decenas de miles de peces y derivados.
Entre los mamíferos nativos, que desgraciadamente son cada vez menos numerosos, habita mayoritariamente en parques nacionales o reservas, se hallan grupos de tigres, leopardo, elefante, oso negro, oso malayo, bisonte indio, toro salvaje, cabra antílope asiático, ciervo sambar, ciervo ratón menos, gibón, macaco, tapir, delfín y la vaca marina. Casi 40 de las 300 especies de mamíferos de Tailandia se encuentran en la lista de especies amenazadas de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN). Se calcula que unos 200 ó 300 tigres salvajes viven entre los parques nacionales del país; aunque su caza y las trampas son ilegales, muchos furtivos siguen matando a estos felinos para el mercado negro con fines farmacéuticos en China y otros países de la zona, ya que se les atribuyen supuestos poderes curativos a estos animales.
Se cuentan alrededor de 313 reptiles y 107 anfibios, incluidas cuatro especies de tortuga marina y numerosas variedades de serpientes, seis de ellas venenosas: la cobra común, la cobra real, el búngaro común, la víbora verde, la víbora malaya y la víbora de Russell. Aunque la cobra real puede llegar a los seis metros de longitud, la serpiente más larga del país es la pitón reticulada, que puede alcanzar los 10 m. Entre los numerosos tipos de lagartos hay dos que suelen encontrarse en las casas y en los hoteles y albergues viejos: el tük-kae (una salamandra gigante) y el jîng-jòk (lagarto casero), junto con especies de mayor tamaño, como el varano negro de cuello espinoso.
En cuanto a la flora, la mayor parte de la vegetación del país está asociada a los dos tipos principales de bosque tropical: el monzónico, con una estación seca que dura tres meses, y el pluvial, con nueve meses de lluvias. El bosque monzónico constituye casi la cuarta parte de la masa forestal del país. Se caracteriza por árboles de hoja caduca, que pierden el follaje en la estación seca para retener el agua. Casi la mitad de los bosques son pluviales y se localizan al sur. La cuarta parte restante está formada por bosques pantanosos de agua dulce en las regiones del delta. Entre la flora más común se encuentra una gran variedad de árboles frutales, bambúes (es el segundo país del mundo después de China), maderas duras tropicales y 27,000 tipos de flores.
Turismo y medio ambiente:
Teniendo en cuenta que las maravillas naturales son el principal atractivo para visitar el país y que el turismo es una de las principales fuentes de ingresos, el Gobierno ha aumentado los esfuerzos para proteger los espacios naturales y aumentar la superficie protegida. Por ejemplo, el gobierno tailandés retiró todos los hoteles y campos de golf en El Parque Nacional de Khao Yai para reducir el impacto en la zona y sus alrededores. También se ha erradicado casi totalmente la extracción de coral con dinamita, debido a las presiones que había entre el Gobierno y las empresas privadas. Aún con todo esto, el turismo ha contribuido también al deterioro, de la mano de empresarios hoteleros y operadores ávidos de negocio; Ko Phi Phi y Ko Samet son dos islas situadas en territorio de Parque Nacional conocidas por su excesiva urbanización.
Si el turista se pregunta qué puede hacer para minimizar el impacto sobre el medio ambiente cuando visite el país, puede atender a las siguientes recomendaciones:
No comprar coral ni conchas marinas; en Tailandia su compra o venta es ilegal.
Evitar los restaurantes que sirven platos cocinados con animales “exóticos” o especies protegidas.
Al navegar en barcos alquilados cerca de arrecifes de coral, insistir en que los tripulantes no echen el ancla en las formaciones coralinas.
Evitar en lo posible comprar o aceptar agua en botellas de plástico. Siempre que se pueda, pedir agua en botella de vidrio, pues en Tailandia se reciclan y el importe del envase se reembolsa al devolverlo.
En lugares al aire libre donde se haya acumulado basura, es importante considerar la idea de organizar un grupo de recogida de plásticos y otros materiales no biodegradables para trasladarlos a un lugar de recogida.
También, siguiendo con el punto anterior, guardar la basura para tirarla más tarde adecuadamente después de practicar senderismo o pasear en barco.
Cada vez aumenta más el número de alojamientos hoteleros que ofrecen agua potable en grandes bidones de plástico reutilizables para que los visitantes puedan llenar sus propias cantimploras o botellas.
Los tailandeses son susceptibles al paternalismo occidental y alegan que a escala mundial, los países “desarrollados” contribuyen mucho más al daño del medio ambiente que ellos, ya que, por ejemplo, el promedio de emisiones de “gases invernadero” per cápita en Tailandia es menos de la décima parte de las cantidades emitidas en EEUU. De esta manera, expresando el deseo de emplear materiales respetuosos con el medio ambiente y evitando el uso y el vertido de plástico, el viajero puede dar buen ejemplo de conciencia medioambiental no solo a los tailandeses, sino a sus compatriotas.
Parques nacionales y reservas naturales:
El primer plan de reservas naturales se contempló en la Ley para la Protección y Conservación de la Fauna Salvaje (WARPA, por sus siglas en inglés) de 1960, a la que siguió la Ley de Parques Nacionales de 1961, que consolidó el proyecto de parques nacionales con la creación del de Khao Yai. Actualmente el reino posee 112 parques y más de mil cotos de caza, reservas naturales y forestales, jardines botánicos y arboretos. Diecinueve de los parques son marinos y protegen zonas costeras, insulares y de mar abierto. En total cubren más del 13% de la tierra y el mar del país, lo que convierte a Thailandia en uno de los países con mayor porcentaje de zonas protegidas.
La mayor parte de los parques, cotos y reservas están bien mantenidos por el Royal Forest Department, pero unos cuantos, sobre todo el Parque Nacional Marino de Ko Phi Phi, ha permitido un turismo desenfrenado que amenaza el entorno. La caza furtiva, la tala ilegal y la agricultura itinerante también son muy perjudiciales, aunque a lo largo de la última década el gobierno ha tomado medidas enérgicas en este sentido.