La actual Tokio fue en la antigüedad una pequeña e insignificante localidad conocida como Edo, que significa "boca del estuario". En el año 1603 el nuevo shogun, Letyasu Tokugawa convirtió esta aldea en la sede de su gobierno y ello contribuyó a que Edo desarrollara un importante crecimiento social y económico. En el año 1868 los Tokugwa fueron derrocados y el Emperador japonés volvió a ocupar su trono. Edo volvió a ser el lugar de gobierno y fue llamada Tokio (Capital del Este). La nueva capital de la nación estuvo influenciada por Occidente en varios aspectos de la vida cultural y social como en la moda, la arquitectura y la alimientación. Tokio fue casi destruido en dos ocasiones, la primera en un terremoto acaecido en 1923 y la segunda, a causa de los bombardeos sufridos durante la Segunda Guerra Mundial. Por ello, el aspecto actual de Tokio es de una ciudad moderna y futurista, que deja el papel del "Japón Histórico" a otras ciudades del país como Kioto o Kamakura.