El Circo Romano de Toledo se encuentra justo fuera de las murallas (también de la época romana) de esta ciudad española. El Circo Romano de Toledo fue construido durante el siglo I, probablemente bajo el gobierno del primer emperador de Roma, Augusto.
Toledo fue una vez la ciudad romana de Toletum y fue un importante centro regional y capital de la provincia romana de Carthaginensis. Posiblemente, su construcción estaba incluida dentro del plan que el emperador emprendió por todo el Imperio para dotar a todas las grandes ciudades de edificios públicos, como termas, teatros, anfiteatros, o foros, con el fin de promover la romanización en estas zonas. En particular, el circo romano estaba situado en el norte de la ciudad romana. Dado el tamaño del Circo, como ocurría en casi todas las ciudades hispano-romanas, estaba situado en las afueras del recinto amurallado. Es cierto que desde la ciudad había una calzada hacia el circo, que no ha sido encontrada.
Se cree que su capacidad debía estar entre los 15.000 o 30.000 espectadores, lo que en un principio resultó suficiente para satisfacer las necesidades de la ciudad así como de otros pueblos de los alrededores.
El declive del edificio llegó con la llegada del cristianismo que rechazó este tipo de eventos. Finalmente, fue con la llegada de la dominación visigoda cuando terminó siendo abandonado.
Durante la etapa musulmana, al menos inicialmente, las gradas del Circo eran utilizadas por los comerciantes para ubicar sus establecimientos allí. Más tarde, los árabes utilizaron el circo como cementerio, del que se pueden observar a simple vista muchos vestigios. En la actualidad, el cementerio medieval permanece allí, lo que hace del parque arqueológico un importante cementerio medieval.
Durante la Baja Edad Media, es posible que el saqueo terminara, aunque los edificios fueron abandonados en las afueras de la ciudad medieval, lo que facilitó que los habitantes los enterraran y los toledanos se olvidaran de su ubicación.
Hay muy pocos restos de este sitio, pero se cree que una vez fue el mayor circo romano de la época y similar en estilo al Circo Máximo de Roma.
La mayoría de las ruinas ahora se pueden ver en un parque público cubierto de árboles en la Avenida Carlos III. La presencia de árboles significa que no se puede obtener la misma visión general que se puede obtener del Circus Maximus en Roma, pero hay mucho más que ver ya que gran parte de la infraestructura, como los cimientos, los pasillos y los arcos, están expuestos. El parque representa poco más de la mitad de donde se encontraba el circo original. Al otro lado de la Avenida Carlos III, en un antiguo aparcamiento junto al Paseo Circo Romano, se encuentra otro tramo significativo del circo recién excavado, pero con mucho menos material restante. Se proporcionan paneles de información y aproximadamente el 75 por ciento de la estructura original ahora es accesible al público.
Los restos del circo están compuestos en su mayoría por una serie de arcos bajos de los niveles inferiores de la estructura y da poca impresión de cómo habría sido el circo original.

Dirección: Av. de Carlos III, 9, 45004 Toledo, España

Todos los días de 8:30 a 22:00 horas