Esta es la puerta más modesta de Toledo; su función era conectar al barrio de Alficén con el puente de Alcántara. Han señalado que se deriva de "Doce tubos" en referencia a la posibilidad de que hubiera una fuente en este lugar con ese número de bocas. Se encuentra en la parte oriental del recinto amurallado, en un complejo defensivo que correspondería a las agazapadas del Alficén que protegían el primitivo Alcázar de la ciudadela en época de los musulmanes. Por sus reducidas dimensiones, provocó que la muralla adyacente fuera derribada en el siglo XVIII para abrir la actual subida a la calle Cervantes, dejando la puerta de los Doce Cantos relegada al ostracismo, amurallada con cargas de escombros. Desde este punto de la Puerta de Doce Cantos corría el nuevo camino de ronda, que rodeaba la ciudad desde allí hasta el convento de Gilitos, que en aquel entonces era una prisión, y que constituía un hito para las comunicaciones de la ciudad. Esta es una puerta de la era islámica de Toledo que, ha llegado a nuestros días muy deteriorada.