Aunque en el término municipal se han hallado restos que van desde el Paleolítico hasta la época romana, la villa de Torroella aparece por vez primera mencionada en el 879 como tenencia feudal. Perteneció a los condes de Empúries y a la familia de los Torroella, hasta que en 1272 pasó a depender directamente de la corona. El puerto de Torroella, en la desembocadura del Ter, quedó cubierto de aluviones en el siglo XV y la villa se convirtió en un pequeño núcleo rural, hoy reactivado gracias al turismo.