Los historiadores sitúan el origen de la ciudad en un castro de la tribu celtíbera de los rucones. Sobre este asentamiento los romanos fundaron la colonia de Turgalium. Los visigodos y los musulmanes también ocuparon el lugar hasta que Fernando III el Santo lo reconquista en el siglo XIII. Cuenta la leyenda que la Virgen de la Victoria ayudó a las tropas cristianas en la batalla, de ahí que sea desde entonces la patrona de Trujillo. Alfonso X el Sabio le otorgó el fuero y el rey Juan II le concedió el título de "Muy Noble y Muy Leal Ciudad" en el año 1430, desde entonces la ciudad creció social, cultural y económicamente, hasta convertirse en un lugar histórico unido al Descubrimiento de América, gracias al descubridor del Perú, el trujillano Francisco Pizarro. Trujillo es en la actualidad una acogedora ciudad que, aunque se enmarca en un ambiente medieval, sigue creciendo y desarrollándose como una urbe adelantada y emprendedora, tal y como lo hicieron, siglos antes, sus hijos predilectos.